El reino malvado de Roma es la fuerza que domina el corazón y la mente
de la persona, rechazando todo lo que dice la Cabalá sobre el propósito
de la humanidad. Este arroja a la persona al nivel de nuestro mundo en
cuanto a las preocupaciones, metas materiales, la sumerge en el culto
al cuerpo y el politeísmo.
Esto fue lo que pasó en Roma y Grecia,
puesto que se completaban mutuamente: Grecia en filosofía, ciencia,
Roma en fuerza física y lucha por el poder terrenal. Por lo tanto, Roma y
Grecia, en este sentido, son lo opuesto a Jerusalén.
El reino de las malas acciones son
aquellos países gobernados por el mal, pero no de forma explícita. ¿Es
posible llamar a los Estados Unidos, por ejemplo, el reino del mal, ya
que parece ser un país libre?
Sin embargo, al mismo tiempo, un estado
tal parece prevalecer en el ámbito personal, público, y Hollywood
establece que toda la sociedad tenga por objeto hacer que la persona sea
un robot absoluto, con el lavado de cerebro hasta el punto en que ella
no piense en nada y funcione de acuerdo a los cánones prescritos por
este entorno.
Esto lo vemos no sólo en los Estados
Unidos, sino también en muchos otros países que están operando sobre el
mismo principio. Sólo que en los Estados Unidos, se ve mucho más clara y
vívidamente.
“Que se extienda por todo el mundo
durante nueve meses” significa alcanzar la maduración final y el
nacimiento. Cuando esté realmente lista para crecer plenamente en
nuestro mundo y conquistarlo, la fuerza del Mesías se manifestará en la
frontera entre el desarrollo intrauterino y extrauterino. Es entonces
que se puede manifestar desde la condición opuesta.
Sin embargo, a partir de lo que está
sucediendo en el mundo podemos concluir que no estamos en este estado y
que aún tenemos que trabajar duro para lograrlo. En cualquier caso,
llegaremos a él al esforzarnos, ya sea de mala o de una buena manera.
Nosotros queremos hacerlo a nuestra
manera, de tal forma que la humanidad evite catástrofes, guerras,
desastres y crisis, para que todos estos problemas se resuelvan dentro
de nosotros en la lucha contra nuestra naturaleza y le haga un llamado a
la fuerza que nos saca de ella, la cual es llamada el Mesías, el
libertador.
Por lo tanto, debemos esforzarnos sólo
hacia el bien y en contraste, aunque nos sintamos mal, esto no será
real, porque se manifestará sólo en relación al bien que revelamos. En
otras palabras, incluso un poco de maldad será suficiente para que nos
demos cuenta de que no puede ser peor, porque todo se determina en la
comparación.
Nosotros llenaremos todo el mundo con la
Luz, entonces veremos dentro de él pequeños puntos de egoísmo
(oscuridad). Esto será suficiente para que nosotros queramos deshacernos
de ellos y recurrir al Mesías, a la fuerza que nos liberará del ego.
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