Al final de la “Introducción al Libro del Zóhar”, Baal HaSulam
escribe que si el pueblo de Israel se une correctamente sobre la base
de la garantía mutua, de conformidad con el “no les hagan a los demás lo
que odian para sí mismos” y “amen a su prójimo como a sí mismos”,
entonces la fuerza de la unidad se desbordará desde ellos como el agua
de un vaso lleno y se extenderá a todas las naciones del mundo. Ellos
sentirán de dónde proviene la fuerza de perfección y se unirán al pueblo
de Israel. Tenemos que entender que se trata de la
única influencia posible de una parte del sistema sobre la otra y del
impacto del pueblo de Israel sobre las naciones del mundo como resultado
de lo cual dejarán de considerarse a sí mismos como naciones “de
segunda clase”. Cada nación tiene ciertas necesidades y
deseos. Vemos las acciones de las personas, pero sus sensaciones son
mucho más importantes. Muchas personas quieren ser como
Einstein, pero yo no. No estoy fascinado por él. Sin embargo, quiero ser
tan fuerte como mi vecino y no un titán en cuanto a pensamiento o
poder. No se trata de sensaciones internas, ni
del hecho de que otras naciones estén celosas de que tengamos una tarea
especial en este mundo. No, no van a estarlo. ¿Seguirán sintiendo los
árabes que están en desventaja? No por mucho tiempo.
Hoy, ellos se sienten discriminados
porque no reciben de nosotros lo que se supone que deben recibir. Al
culparnos de todos sus problemas, ellos en esencia confirman que
dependen de nosotros, ya que tenemos el derecho de hacer las cosas que
ellos son incapaces de hacer. Sin embargo, nosotros no jugamos nuestro
rol, y por lo tanto le robar al mundo la benevolencia. Todas las naciones nos reprochan por las
mismas razones. ¿Nos sorprenderemos realmente cuando una Asamblea de
las Naciones Unidas llegue a un consenso de que Israel es culpable de
todos los problemas del mundo, que es una fuente de numerosos desastres
internacionales, y que ya no tiene derecho a existir? Ante sus ojos, el
estado de Israel es una herida que envenena la existencia de toda la
humanidad. Nuestros enemigos sienten lo mismo
cuando se oponen a que tengamos armas, como ametralladoras, cuchillos y
otros armamentos. En sus mentes, no hay otra salida excepto luchar
contra nosotros. Ellos piensan que tenemos que ser asesinados y que sólo
entonces, se detendrán todos los desastres. Al mismo tiempo, ellos no saben que todo
su futuro depende de nosotros. No son conscientes de que somos los
únicos que pueden garantizar las perspectivas de éxito para ellos. Nadie
les enseña estas cosas; nunca les transmitimos esta información a
ellos, dado que nosotros mismos no somos conscientes de ello. Por lo tanto, tenemos que corregirnos. Permítanme reiterarlo. Las naciones del
mundo le darán su aprobación a nuestras acciones cuando nosotros
empecemos a cuidar del proceso general de corrección del mundo. De
inmediato aceptarán este hecho. Imaginemos que si hoy los judíos de
Israel lanzan una conexión buena y benevolente entre nosotros, todos los
desastres desaparecerán inmediatamente. Mediante la conexión, nos
involucraremos el sistema general de la humanidad y neutralizaremos las
fuerzas del mal que hay en su interior. Entonces, aquellos que actualmente están
planeando atropellar a gente inocente en las paradas de autobús, de
repente sentirán que todo está bien, que algo ha cambiado, que sienten
benevolencia, y que las buenas fuerzas están actuando dentro de la
sociedad. En consecuencia, ellos de repente
sentirán el deseo de hacerse amigos de los judíos: sucede que es muy
posible tener interacciones pacíficas con esas personas. Además, ¿no
somos primos? ¿Por qué no podemos llevarnos bien con ellos?
Pregunta: ¿De dónde recibirán los potenciales terroristas estos pensamientos?
Dr. Laitman:
El nuevo enfoque proviene de la misma fuente de la que aparece la idea
de asesinar a los judíos. Este surge debido al desequilibrio global en
el mundo que nosotros (los judíos) causamos en el sistema general. El
pueblo de Israel no sincroniza las dos fuerzas opuestas, el más (+) y el
menos (-). Sin embargo, esta nación es la única capaz de lograr la
estabilidad. Para empezar, todos los judíos tienen
que unirse entre sí hasta que se vuelvan amigos como se afirma en el
principio de “ama a tu prójimo como a ti mismo”. Entonces, la intensidad de nuestra
unidad se desbordará, como el agua que se derrama de un vaso demasiado
lleno. Ellos aceptarán este hecho de forma natural y ya no sentirán que
son ciudadanos de segunda clase. En un sistema completo, perfecto, sano,
no es posible tener partes más o menos importantes o más o menos
dignas. Una célula del tobillo es igual a una célula del cerebro.
Pregunta: Entonces,
¿cómo será esta penetrará esta súplica en los corazones de aquellos que
están dispuestos a cometer actos de terrorismo?
Dr. Laitman:
Toda la humanidad está interconectada a través de sus corazones y por
lo tanto, estamos unidos unos con otros. Es por eso que no hay nada que
necesitemos excepto la unidad. No tendremos que explicarles esta idea a
ellos. El mismo sistema que ahora demuestra que somos nosotros los que
les traemos el mal a los demás, también servirá para tal propósito y les
transmitirá la sensación de que hemos empezado a llevarles benevolencia
en vez de mal. Estos impulsos no pueden ser detenidos.
Ellos son los que influyen en los seres humanos y no al revés, ya que
estos impulsos fluyen desde la cabeza hacia el cuerpo. Convirtámonos en una unidad llamada Israel (ישראל), es decir la cabeza para mí (Li Rosh, ראש לי), directamente al superior (Yashar El).
Esto significa directamente hacia la perfección en la que tenemos que
convivir junto con el resto de la humanidad y con toda la realidad, así
como todo el universo en unidad con el Creador, la fuerza superior
general. Esforcémonos por alcanzar este estado.
Entonces, el mundo entero nos seguirá. Tan pronto como empecemos a
actuar como una cabeza, el resto del mundo nos apoyará. Dejemos de culpar a los demás. La Torá,
los demás libros cabalísticos y todas las fuentes originales afirman
que somos los únicos que tenemos la capacidad de hacer cambios
realmente. Sólo tenemos el derecho de traspasar el desarrollo humano
integral del mal camino hacia el bueno. Al final, esto es lo que en realidad
estamos obligados a hacer. Esto es algo que las naciones del mundo
esperan de nosotros. Cumplamos con nuestro deber.
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