Antes de la venida del Mesías, los jóvenes se avergonzarán de
los ancianos y los ancianos se elevarán frente a los jóvenes, porque un
hijo deshonra a su padre; una hija se levanta contra la madre; una
hijastra contra su madrastra; los enemigos del hombre son los miembros
de su casa. Nosotros gradualmente estamos acercándonos a este
estado. Lo sentimos en todas las esferas de nuestra vida; en las
familias, los países y las estructuras sociales.
Las personas se quedan solas con su egoísmo y
los intereses de nuestros amigos o miembros de la familia no son
tenidos en cuenta. El estado de cosas que experimentamos actualmente es
llamado la más completa oscuridad.
En el Tratado Sotá se dice que “el rostro de la generación
será como la sonrisa del perro”. En otras palabras, el rostro de la
generación ya ha adquirido una terrible impresión del anochecer. Por eso
hablamos de la oscuridad que se acerca a nosotros.
La notamos cuando miramos a nuestros jóvenes, también vemos este
proceso al mirarnos a nosotros mismos y al observar nuestros propios
cambios. Admitimos que inconscientemente que aceptamos todo lo que
sucede a nuestro alrededor sin tener ni idea de que este tipo de actitud
se convierte en un hábito.
Este estado es completamente opuesto al que nos podría acercar al Creador. Esta es sólo una forma de demostrar cuán alejados estamos de Él.
Sin embargo, la separación del Creador o la cercanía a Él son un solo
y el mismo movimiento, tal como una rueda que gira en un movimiento
inverso, pero aun así nos lleva hacia adelante. El mismo concepto se
aplica aquí en el hecho de que estoy en el punto que es opuesto a mi
meta, pero todavía continúo avanzando.
Pregunta: ¿Qué sensaciones experimentan las personas cuando los valores morales, sociales y familiares están siendo destruidos?
Dr. Laitman: Nosotros vemos lo que está pasando con las familias, los niños, los divorcios, las drogas y las relaciones.
Las familias numerosas
son raras en estos días, ya que las conexiones familiares sólidas se
desvanecen. El desapego de los padres por parte de sus hijos y viceversa
son un símbolo de nuestro tiempo. Los cónyuges ya no pueden vivir
juntos, dado que no tienen nada en común. Hacemos todo lo posible por
ser independientes e inventar numerosas novedades tecnológicas que nos
permitan ser completamente autónomos.
Pensamos que nuestra casa es nuestro castillo. Sin embargo, no
podemos confiar en nuestras familias, ni contar con su apoyo sólo debido
a que somos sus partes. Ya no existe nada como eso. En lugar de ello,
numerosos hogares de ancianos, varios albergues, y otros lugares donde
las personas permanecen solas están muy extendidos en la actualidad.
Todos estos son signos de la oscuridad que está destinada a mejorar
nuestra necesidad de la llegada del Mesías, que es la fuerza que nos
sacará del estado de desapego y nos llevará a la unidad.
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