No hay libre albedrío. Las plantas, los animales están limitados en su
capacidad de destruir el mundo y no tienen demandas excesivas.
Ellos no necesitan diez trajes; no
necesitan instalaciones de almacenamiento de alimentos, ni necesitan
ejercer poder sobre el bosque o la selva. Cada animal tiene sus límites
naturales, su propio territorio, y su propia familia.
Pero de repente una “pequeña cola” se
sale del nivel animal al humano. La persona es diferente de otros
niveles debido a que una fuerza negativa en desarrollo está lista para
destruirlo todo de tal forma que sólo esta fuerza pueda sentirse bien.
No hay ninguna buena fuerza en la
persona, ni hay ningún impulso hacia la unidad, todo se concentra en un
beneficio personal, en el éxito personal a expensas de los demás, aunque
les cueste la vida.
En la naturaleza, las especies se comen
entre sí sólo como comida, con el fin de sostener la vida. La persona
necesita alimento espiritual; uno está inquieto mientras que otros
tienen algo bueno. La persona quiere ser la única que está bien.
Uno es consumido por la envidia, la
lujuria, la vanidad, el odio, la ambición de poder, el poder de la
fuerza individualista negativa. Es negativa porque conduce a la
confrontación mutua, que no es en aras del sustento, como lo es con los
animales.
Esa fuerza no conoce límites. Todos
querrían dejar un cierto número de personas y convertirlos en robots,
completamente bajo nuestro control. “De lo contrario, ¿por qué existen
si no fuera por mí? Que me obedezcan plenamente y me sirvan, que solo
vivan para alabarme y exaltarme”.
Resulta, que en el más alto nivel de la
naturaleza llega a la existencia una criatura especial, una persona de
este mundo, con una fuerza negativa que crece dentro.
En los niveles inferiores la fuerza
positiva actúa automáticamente junto con la negativa. Las restricciones
vitales mismas son positivas. Por otra parte, de generación en
generación, la gente gana un mayor potencial destructivo.
La negatividad de la persona es de un
tipo de calidad diferente: uno quiere gobernar sobre los demás, desea
excelencia y grandeza para sí mismo en los siglos venideros. “Napoleón
sigue siendo recordado, y yo quiero superarlo para ser recordado por
miles de años”.
No hay límites para nuestro egoísmo. El
egoísmo está dispuesto a acabar con todos, listo para destruir todo el
planeta y a sí mismo junto con él. Tal es la fuerza negativa de una
desconexión.
Por otra parte, el desarrollo del
universo, de la tierra y la naturaleza en él, indica que nos falta la
fuerza positiva de la conexión, el otorgamiento a los demás y el
equilibrio. Pero no sólo a nivel de intercambio de material.
En primer lugar, debemos corregir
nuestra actitud, nuestro enfoque, nuestro corazón que está totalmente
envenenado por el egoísmo. Es necesario añadir una buena parte, corregir
nuestra forma de pensar, nuestros criterios, la forma en la que vemos
las cosas, todo lo que sentimos, todo lo que nos hace responder.
Mi deseo, mi mente, mis sentidos
necesitan corrección, además, llenado y equilibrio. Este loco separación
negativa de “duro timón a la izquierda”, quiero equilibrarla con el ”
dura timón hacia la derecha” de la unidad positiva. No podemos permitir
que el desequilibrio ocurra en una dirección o en la otra; equilibrio es
lo necesario en este caso. Después de todo, el equilibrio de dos
fuerzas nos da el desarrollo de la vida.
Pregunta: ¿Qué pasará con mi deseo de ser el amo del mundo?
Dr. Laitman:
Sentirán que todo el mundo es suyo. Todo el sistema se sentirá, se
entenderá y estará destinado al trabajo de ustedes. Ahora, ustedes
forman el mundo entero, de hecho, todos los mundos, universos paralelos
y más.
Pregunta: ¿Significa esto que la fuerza positiva no me limita?
Dr. Laitman: Por
el contrario, es la fuerza de la verdadera difusión en amplitud, sin
obtener nada a cambio. Salgo de mí mismo, de mis limitaciones, entonces
veo los fenómenos naturales que no reconocí previamente.
Después de todo, sentí todo en mi egoísmo y al salir con la ayuda de la segunda fuerza, veo qué ocurre
realmente en la naturaleza, más allá de la percepción de los cinco
sentidos, más allá de la limitada gama de instrumentos de medición.
Siento la naturaleza tal como es.
A diferencia de los animales, esta
fuerza positiva no nos limita. En vez de ello, estamos limitados por la
fuerza negativa que hace que cada uno de nosotros se beneficie de todo
el que esté su alrededor. Siempre soy de mente cerrada en cuanto a la
visión del mundo, no comprendo nada afuera, y lo considero todo a través
del prisma de la ganancia personal.
¿Es posible en tales condiciones
disfrutar de la belleza, ver algo bueno, percibir algo? No. Hay un ansia
constante de recepción que me carcome, al desdichado. Yo no sé cómo
mirar objetivamente el mundo.
Sin embargo, de acuerdo al programa de
la naturaleza, tenemos que empezar a encontrar la fuerza buena, positiva
para el equilibrio general. Y si estamos quedados, entonces de manera
constante y metódica nos sumergimos en problemas debido a que nuestras
vidas se vuelven más desequilibradas.
Pregunta: ¿Cómo se ve el equilibrio necesario de las dos fuerzas en perfecto estado?
Dr. Laitman:
Yo uso la fuerza de recibir en un estado de equilibrio, tomando todo lo
que los demás me dan, por otro lado, yo le doy a la gente todo lo que
requiere de mí.
Por lo tanto, toda la abundancia que
existe en la realidad pasa a través de mí, y yo me siento realmente
lleno y perfecto. Alcanzo y siento todo lo que está en todos los mundos,
en universos paralelos, y así sucesivamente.
Todo lo que pasa a través de mí va a los demás, así que vivo una vida eterna en el escenario de un hombre (Adam).
Ahora yo existo, junto con todos los demás en estos sistemas. Que mi
cuerpo muera, pero yo no muero, mi mente está viva, y todavía ve la vida
a través de un sistema común. Así es como se alcanza la vida eterna.
Pregunta: ¿Puede cada persona obtener una conciencia eterna?
Dr. Laitman: Cualquier
persona que quiera. Al final, todos lo lograremos, pero de diferentes
maneras: algunas intelectualmente y con conocimiento y algo de
“coacción”.
En conclusión, el hombre de hoy es el
peor de todos los animales. No es ninguna coincidencia que fuera creado
de último. Uno debe llenar y compensarse a sí mismo. Así es como llega
la persona a la etapa de la “corona de la creación”.
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